de cadencias y otras cosas

obsesión:
(Del lat. obsessĭo, -ōnis, asedio).
1. f. Perturbación anímica producida por una idea fija.
2. f. Idea que con tenaz persistencia asalta la mente.

martes, diciembre 12, 2006

Astro-Lógico

Una taza rota contra el piso, los restos de café crean una nueva galaxia en el universo de la cocina, es sobre estas efímeras constelaciones que vale la pena mover los ábacos de la astrología, las otras estrellas, fijas y distantes no dicen nunca nada importante, hablan de cosas eternas, obvias, sabemos que nacimos, sabemos que vamos hacia la muerte, no necesitamos que esas princesas de cristal nos lo repitan.
Para marcar la unicidad del tiempo, los engranes de un reloj giran a diferentes velocidades, las verdades del calendario son incomprensibles para el segundero, nuestras preguntas no serán escuchadas a tiempo si le preguntamos a las estrellas, asi que para buscar preguntas o respuestas ante el café derramado me siento mucho más confiado. Una versión acelerada de nuestro futuro, de ahí vienen las respuestas...
Queriendo una verdad específica, en esta arrogancia-estupidez tan humana que nos marca, tejemos historias de karma, bailamos hasta que las nubes nos otorgan ofrendas y nos afanamos en nuestros castillos de arena, hasta que otro engrane gira, otra estrella polar desaparece, otro planeta pierde sus lunas... y, en medio de toda esa vida, pensamos que somos los causantes de todo.
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 12:21 a.m.   | (2) anotaciones |

martes, mayo 16, 2006

Primera Belleza

"Resulta imposible la comprensión real de la belleza
si no gira la atención en torno a un motivo central"


Con estas palabras Kakuzo Okakura condensa una idea que nunca había logrado expresar:

Recordemos o no, todo aspecto de la belleza que apreciemos tiene una semilla, un primer instante en que algo nos pareció simplemente hermoso, sin conceptos, sin comparaciones... un cuadro favorito, una cadera movíendose al ritmo de la música, una sonrisa cómplice, un antojo completamente satisfecho, el descubrimiento de su perfume, una gran paleta de hielo...
Es a partir de este primer despertar que juzgamos todo lo bello en esa dimensión, no necesariamente es la primera vez que experimentamos algo, es la primera vez que nos parece genial o terrible, (porque la belleza y su ausencia enseñan lo mismo), la primera vez que nos mueve, ese ejemplo se converte en el motivo central de nuestra escala... los siguientes ojos se compararán con aquellos, la siguiente curva recordará la de ella.

Una vez pintado este primer trazo en la hoja de papel, se comienza el mapa histórico de esa belleza/detalle particular... donde las siguientes líneas girarán en torno a él y lo complementarán.
Gran parte de esas semillas están olvidadas en algún rincón de nuestra infancia, la primera vez que comimos chocolate, el reflejo de un vitral en la pared... tenemos ese bagaje de cosas que nos gustan y no sabemos porqué...

Una de las últimas cosas que aprendí (aprehendí)... fue a disfrutar de lo in-concluso, no cualquier cosa, de las historias inconclusas, saber que la siguiente vez que nos veamos algo pasará, un silencio, una risa, una noticia... Así entiendo qué relaciones están vivas, cuando sé que tenemos algo más que hacer, no quiero la tranquilidad de haber dicho todo lo que debería, quiero deudas, anhelos, me arriesgo a la muerte sin confesión, lo sé, pero mis semanas se llenan de conversaciones con esos afectos que están desperdigados por el mundo...

Okakura dice una verdad que asocio con esta idea:

"La verdadera belleza solamente llega a descubrirla aquel que
mentalmente completa lo incompleto"
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 2:43 p.m.   | (2) anotaciones |

martes, mayo 02, 2006

te-rituales

me gustaría decirte que no eres tú, que no soy yo, pero,
¿no es esta la llama que nos consume?


Hay ciertas necesidades que aparecen de manera fractal en diferentes estratos de la vida, una de ellas es el espacio propio, esta pequeña burbuja que nos rodea, puede abarcar un coto de caza o unos centímetros agónicos en el transporte público, pero siempre se resume a la apropiación del espacio colectivo para añadirlo a esta barrera personal, a este foso del castillo que somos, lo fractal de su naturaleza se refiere a su persistente aparición en todo nivel del cotidiano... Uno de mis ejemplos favoritos son las actitudes en las mesas públicas de un café: se escapa por un momento del flujo de la calle, como gota en el ciclo del agua, un paréntesis en taza de porcelana antes de regresar... Y, a pesar de lo efímero del santuario, se dedica energía, consciente o inconscientemente, a la apropiación, aquí estoy, mi nueva patria portátil: se mueve un salero, se acomoda la silla extra para subir un pie, se sacuden las migajas que algún mesero apurado olvidó...

Algo que no debe ser pasado por alto es la opción: consciente o inconsciente... creo que toda la diferencia estriba en ello, pensando en la última vez que, en un paseo solitario, me refugié en un café, pedí un té y conquisté, por unos momentos, ese nuevo territorio que consistía de una azucarera, un cenicero y un menú, para cuando el mesero, en un rapto de generosidad, decidió traer la orden, me encontré con una taza de agua tibia y una bolsa con un polvo que la etiqueta aseveraba era té verde...
Por supuesto, no era mucho menos de lo que esperaba al pedirlo, sin embargo no pude evitar echar de menos al rito, por lo menos el fantasma del fantasma del rito, cuando sentarse a beber esta infusión era un momento de total consciencia, de abarcar la totalidad del presente, una fotografía del universo en un instante específico, con esto en mente, rescato algo sagrado en este rito digerido por las prisas y los centavos; pero siguiendo con mi cadena de pensamientos (le digo así a pesar de que normalmente no hay otra concatenación que aparecer consecutivamente en mi mente), reafirmo mi opinión de que las personas deben ser juzgadas por el número de rituales que realicen al día... Ritual como función sagrada, como una pausa de la vida entendida como movimientos abdominales involuntarios, puede ser cualquier cosa, doblar una hoja en un sobre, girar la taza antes del primer sorbo, oler el libro antes de abrirlo...
Me entrego así a la liturgia de todos los días, caminar, respirar, beberte, acordarme, olvidarme...
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 11:47 p.m.   | (1) anotaciones |

lunes, diciembre 19, 2005

Martes

Me enamoré de ella porque era martes y traía un vestido rojo.
Ella se enamoró de mi arco roto y mi ausencia de flechas.
Si el vestido hubiera sido verde, si mis flechas no se hubieran agotado...
Pero fue rojo y la cuerda estaba cansada de lanzar, así que nos abrazamos en ese espacio entre tormentas, en esa pausa entre dos hojas de libro.
Y en ese nido tibio que construimos, en los espacios entre besos, yo afilaba mis flechas, ella cosía otro vestido. Lo demás eran los amorosos rituales.
El desenlace era inevitable.
Me separé de ella porque era martes y su vestido era azul.
Ella se alejó de mí porque el arco vibraba y mis flechas querían volar.
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 12:18 p.m.   | (4) anotaciones |

jueves, noviembre 24, 2005

Juego de los adjetivos

Hoy quiero explicarte un instante: un momento cualquiera, segundo capturado por las cámaras oscuras en mi cara.
Para semejante hazaña, me valgo del Juego De Los Adjetivos, una necedad en dos partes:

1) Te platico:

Mis pies continúan con su eterna competencia, -aquella que me lleva de un lado a otro todos los días-, las nubes recortan el cielo como un antifaz de muchos ojos, hay varios personajes que pueblan este momento específico:
Claro que dicho así, no queda nada demasiado claro... Partidario como soy, de que lo infinito es representado de mejor manera por lo ínfimo que por lo masivo, intentaré escribir, un haiku sin forma, una lista que contiene lo más cercano a un momento.

2) Te explico:

Entonces, jugamos... los personajes, antes sin rostro, adquieren la personalidad necesaria (el reflejo de la mía al verlos en ese segundo), ahora son:

Y así te digo: eso pasaba hace unos días, cuando nos vimos...
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 9:32 p.m.   | (1) anotaciones |

viernes, noviembre 04, 2005

Tiempos en tiempos

No sé cómo empezó, pero esta tarde se ha vuelto una ceremonia, el hervir del agua, el crujir de las hierbas, el aroma, tu mirada, el sonido de las tazas... Luz naranja en las paredes pálidas, té en la sala mientras la tarde es sustituída por su hermana oscura.

Tu mano agita la infusión, tu mano, otra vez tu mano, mientras el vórtice se forma tengo la visión -El Momento de Claridad-: las revoluciones de la cuchara pertenecen al complicado mecanismo de engranes y resortes de algún reloj, no sé si cósmico, abstracto o habitante de alguna casa vieja, sin embargo sé que sus palpitares mecánicos suenan únicamente cuando estamos juntos, le nombro entonces Nuestro Reloj, medida de Nuestro Tiempo, me pierdo unos instantes admirando la sutileza de sus partes: tu cuchara, pequeño engrane, la Luna, manecilla inconstante, y esta rotación del planeta, que siempre me ha parecido tan sospechosa...

Si profundizo en la idea, existe un reloj de ajedrez, cuyo funcionamiento, me imagino, es supervisado por Platón, este reloj, a diferencia de los que encontramos escoltando a reyes, obispos y caballos, tiene la propiedad orgánica del crecimiento, cada vez que conocemos a alguien, un nuevo contador aparece, éste corre únicamente cuando Estamos con esa persona, (las mayúsculas están para evitar trivialidades), claro que si Platón es nuestro relojero estrella, es natural suponer que la historia no termina ahí, lector asíduo de Einstein (tiene todos sus escritos en la biblioteca del Topos Uranos), decidió, con mucho tino, introducir el factor calidad en el transcurso de las manecillas, así que no todos los minuteros corren a la misma velocidad, así logramos esos minutos cambia-vida y esas horas hubiera-dormido-la-siesta.

Es por eso que, mientras nos imaginamos las estrellas tras el cielo citadino y llevas la taza a tu boca, me doy cuenta que, entre el sorbo pasado y éste nuevo, han pasado varios años...
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 12:15 a.m.   | (2) anotaciones |

sábado, octubre 08, 2005

Cuatro segundos

Pequeños momentos de locura, lucidez de otros mundos, paralelos, perpendículares u oblícuos, no sé, pero otros mundos, cercanos, distorsionados, vistos a través de un lente pulido por algún aprendiz, en un taller lleno de fuego líquido, de incandescencias que serán transparentes, lava, piedra, arena, fuego, cristal, evolución de elementos... búsqueda del éter.

Mujer, hoy tengo desatado el deseo, no sólo de tu carne, mi cuerpo palpita ansias y el aire está lleno de aromas, de ideas, ideas sin palabras... es necesario un lenguaje sin palabras para expresarlas, necesito colores y formas, olores y fuegos, necesito el trueno querida, para decirte lo que siento...

Filosofía de una bestia, dios y diablo son los temores, los ardores que caldean el cuerpo, tengo ganas de jugar al trapecista, asustar a los espectadores con una calculada pérdida de equilibrio, recobrarme en el último instante... o no... perderme en el vértigo, el llamado constante...

Hay un tigre que nos acecha, escucha..., él puede vernos, aquí donde estamos ciegos, perdidos en el núcleo de la penumbra, el lugar donde nacen las sombras, sol negro, luz negativa, ese tigre soy yo, eres tú, son las palabras no dichas, acumuladas hasta que por un proceso alquímico, cobraron vida.

Estos, cuatro segundos de un día agitado en la quietud del hogar, cuatro instantes de memoria futura, cuatro momentos que no pude contarte, los cambio ahora por esos "no sés"...
el oscuro objeto tuvo tiempo a las 1:36 a.m.   | (1) anotaciones |